lunes, 26 de abril de 2010

Rodolfo


Sus pasos son lentos, su mirada triste y profunda; lleva consigo el cerebro de un genio, las manos reposan siempre en su cintura y su actitud no deja de ser timida. Camina hacia mi sombra y estrecha fuerte mi mano.
Comenzó siendo solo mi candidato, sin embargo, hoy soy el admirador de un hombre que ha logrado ensamblar tres elementos esenciales en la existencia: Dios, la familia y los negocios.
Algunos han profetizado que quizás en el futuro nos organizaremos para hacerle oposición, gracias al cáncer mutante de la política de nuestro país que ha corrompido a tantas personas, tantos sueños, tantos héroes. Por los principios que comparto y el compromiso con nuestra tan mencionada comunidad, no descarto cualquier posibilidad que nos lleve a defender tales factores y reconozco que uno de los pasos mas difíciles de mi vida ha sido sumarme a este sistema; sin embargo debo reconocer también, que cada vez que me acerco a su luz, mientras mas conozco a Rodolfo Valera, me siento menos arrepentido de involucrarme en este proyecto, al límite de creerme ser una herramienta de poder en su estructura.
Rodolfo no es el monumento tradicional, el niño pomposo idolatrado por los flashes, sino el ser humano que se mezcla desapercibido en la multitud, el político que nos ha hecho sentir el sentimiento extinto de la esperanza.
Hoy, aparte de ser el "mimo" de Nena, es la posibilidad latente que nos queda para soltar las migajas y recibir de una vez por todas lo que merecemos.
Hoy, el mensaje ha llegado, todos se han subido a este tren indetenible. Tanto así que hemos decidido dejar el micrófono, las reuniones y las sillas y salir a contagiar a todos llenando nuestros zapatos de polvo y tostandonos orgullosos en el sol, aunque extrañaremos tu rostro en la boleta, no titubearemos un segundo en marcar el rostro de Juancito para que se cristalice nuestro objetivo: que seas síndico.
Me siento privilegiado de ser parte de este tren que conduces y que te llevará triunfante cual goloso imponente a la Junta Municipal San Luis, y de seguro esta parada no será la ultima.
Para nadie es un secreto que el camino apenas comienza, que se pondrá peor a medida te acerques, que fuerzas desde las oscuridad como animal nocturno atentan contra ti y tu tren. Que Dios te ha abierto todas las puertas comprometiéndote con los tuyos. Mas nosotros los héroes anónimos, nosotros los forjadores no reconocidos de tu campaña, nosotros tu nueva familia, sólo te pedimos que no flaquees ni un segundo, pues seguiremos tus pasos lentos y focalizados, tu mirada triste y tu actitud tímida, con nuestras manos abiertas en espera de las tuyas. Seguiremos de pie, aun nos quede una sola pierna, seguiremos respirando, aun nos quede un sólo pulmón.

Pedro Rodríguez
Publicado en SanIsidroAdentro.com 24/04/10

sábado, 17 de abril de 2010

Quiero salirme del camino


Triste saber que de mi solo queda el suspiro de aquel joven seguro y encantador, cuidadoso y delicado, elegante y soñador. Reconozco que hoy mi humor se ha asentado, que mis pasos tienen sentido y que mis circunstancias tienen valor real, sin embargo me mata este Polo Norte y esta fria temperatura en este techo ajeno. Vivir sin convivir y despojado de mi cama, Desterrado al aposento de atrás; es la trilogía perfecta para comprender el infierno.

Hace tres dias se me agotaron las musas para la masturbación y ya no aguanto ser un extraño en el lugar que una vez fue mi hogar. Hoy no queda mas que alinearme con el sol y ponerme en sintonía con el Gran Arquitecto del Universo. Despojarme de esta camiseta morada que oculta muy bien el desague en mis ojos.

Estoy seguro que puedes levantarte en mi ausencia, lejos de tu enemigo, talvéz siguiendo el horizonte que han trazado todas tus tias: la soledad.

Me voy en contra de mi voluntad, pero debo jugarmelas de una vez por todas y salirme del camino para que ambos volvamos a ser los jovenes que fuimos.

Ya no aguanto mi propia condena a mis pecados, esta persecusión sin ningún sentido y esta lucha utopica por dejar a un lado mi naturaleza. Estos celos enfermizos, este orgasmo extinto y la ausencia de tus caricias que tanto necesito.

Nos veremos en los recuerdos, en los sueños humedos, en los rostros de nuestras hijas y talvez en la persona que espera por nosotros en algún lado.

Pedro Rodríguez