martes, 29 de diciembre de 2009

Caminar junto a tí


Es cierto, No he sido diferente al Adolfo aquel que traicionó su raza una vez y que luchó ojos cerrados contra su esencia, pero estoy dispuesto a regresar a mis inicios, solo por amor.
Claro que sí, sigo siendo el mismo infiel que se pierde en musas desconocidas y tragos alucinantes, sin embargo estoy dispuesto a romper la pared con la que sigo chocando desde hace 10 años.
Es verdad, a veces soy solo un cobarde tirado en el suelo, rendido antes la monotonía y el paradójico estrés causado por el ocio y aunque así sea, debes saber que moriré en el intento de seguir caminando junto a ti.
Si lo sé, fueron mis palabras suicidas aquella noche (19 de noviembre) las que nos trajeron a este lugar, a este pantano sin salida. Por suerte o por desgracia no soy como todos: tratando de ser sincero por libertad, tratando de alejarme de la utópica felicidad que me regala la mentira.
No tienes que repetirme que no puedes mas, yo seguiré todas las noches tratando de deslizarme sin éxito por la sabana que cubre tu cuerpo en la cama que una vez fue mía. Intentando como el Dr. Tapia de provocar la apertura de la herida que te hizo la flecha de San Valentín la primera vez que me acerqué a tu boca.
Como quisiera darte de la ataraxia que me sobra, transformar mi corazón de plomo en flema melosa con aroma de Tulipán y poder de verbena. Sueños utópicos para seguir pegadito a tu piel, arrepentirme de mi esencia y olvidarme de mis “atributos” Con mis manos esqueléticas, mis ojos secos y mi barba insistente.
Nunca mientes, tienes toda la razón y tus preguntas son también las mías, pero te pido una milésima vez que apuestes a mí, te subas a mis hombros y me dejes cruzar el fango. Cumpliré con mi palabra y te esperaré debajo mientras te lanzas una vez más al vacío.
Eres mi iluminada sombra, mi compañera, mi mujer. De tus cesáreas me has dado más razones para amarte y para cumplir con mi más preciado deseo…
Caminar junto a ti.
Pedro Rodríguez

1 comentario:

  1. Ese doctor es una maravilla. Me consigues su teléfono.
    Espero que tu sinceridad se transforme en bienestar y crecimiento para cada uno de los tuyos -que cada vez son más-. Las palabras son poderosas, y si le damos seguimiento podemos hacer grandes cosas.
    Suerte y bendiciones para tu familia.
    Un abrazo.

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